miércoles, marzo 14, 2007

Güen Aim Brouquen

Me dejaron el otro día El fin de la eternidad, un señor libro de Isaac Asimov. Sus páginas de ciencia ficción me han hecho pensar esta tarde lo bonito que sería que pudieses ver el estado de ánimo de la gente con una canción. Que nos implantaran un chip de la verdad y que la verdad se representara como una canción, así siempre conocerías el estado de animo de una persona o su opinión sobre ti. Yo estoy oyendo ahora un disco de Candlebox, y es que estoy dándoles una escucha por orden alfabético unas carpetas de Mp3 que tengo, le ha tocado a la C, la C de candlebox. Ya sabéis, tengo que dejarme la piel contando lo que tengo que contar.

Pues si, yo también me canso de todo el rollo politizado con el que nos están invadiendo. Me pregunto si mantenerme al margen, ignorante de todo me está haciendo bien o me está haciendo mal.

Hoy en día en este país te pueden tachar de cualquier cosa por decir algo, sea lo que sea sin conocerte lo mas mínimo. Socialista es similar a asesino y se quedan tan panchos, amar a tu país significa ser un facha y parece que el ser políticamente correcto es lo más importante para la gente.

A veces me da vergüenza decir lo que pienso y lo que siento en cuanto a Política se refiere. Ya dije en su día que yo andaba muy tranquilo por la calle pensando que es lo que debo hacer en cada momento y lo que debo pensar, pero muchas veces no te dejan pensar y parece que cometas un delito si piensas o actúas de manera diferente. No lo digo por mí, mi ingenuidad, como decían Héroes, me absuelve de muchas cosas.

Antonio se llamaba y tenía 33 años. Fue pasando de trena a talego durante su juventud. La verdad es que muchas luces no tenía, las cosas claras. No lo conocí hasta pasados unos años de mi toma de contacto con la realidad. Yo recuerdo que Antonio iba con dos fichajes de mucho cuidao. A uno le llamaban el Frankie, no sé muy bien que habrá sido de él. Media 1.90 como minimo y le apodaban con un diminutivo porque en el fondo querían llamarle Frankestein. Guapo no era, más bien todo lo contrario. Tenía dos o tres piños en la boca y uno en cada punta. Realmente los tres y con mi recuerdo un poco atrofiado me parecían mas viejos de lo que realmente eran. El otro se llamaba Amadeo y era primo de mi madre. También tenía falta de algún hervor, a mi madre la llamaba “Pima”….”ho(d)la Pima, cómo e(z)sta?”. Los tres hacían el trío calavera. Robaban por aquí y robaban por allá, normalmente lo hacían en casa de los gringos que trabajaban en la Base americana de mi ciudad. A los pocos años yo tenía video, cosa de la que solo podía vacilar mi vecino el gitano. A los pocos años también yo tenía el Pong, aquel juego de dos palos y una bola, todo robao, claro.

Cuando digo que tenían pocas luces no exagero y realmente no creo que hicieran lo que hacían para ir jodiendo al personal. Jamás le pidieron a nadie nada y jamás amenazaron a nadie, eran demasiado tontos para ello. Antonio se comió más de un marrón que no era suyo En una ocasión entraron a robar a un Galerías (el almacén de unos pequeños centros comerciales) y se quedaron dormidos. Un “compinche” les esperaba con una furgoneta y al ver que tardaban entró a comprobar si todo estaba en orden. El tema es que en vez de salir con la mercancía se emborracharon con el alcohol que por allí había, se pusieron finos de Jamón y allí que se quedaron pasando la moña. Cosas así fueron las que llevaron a mi Tío Antonio a la cárcel, de penal en penal y no digo que no se lo mereciese, para algo están las leyes y si tú robas un video, que por aquel entonces eran charrísimos, pues es un delito…y delito tras delito....

Pasaba más tiempo en la cárcel que en la calle. Entraban aquí, entraban allá y mas que nada lo hacían por nos saber hacer otra cosa, por eso y por los tranquimazines y su birra.

En una ocasión estando en prisión le dijeron que si quería participar en una peli que se iba a rodar sobre unos chorizos. Él tenía que hacer el papel del hermano pequeño de los chorizos que lo pillan y lo meten a la cárcel. La película se llamaba ( y se llama ) Coto de Caza, con Assumpta Serna. Le dijeron que el chaval que daba vida al chorizo y que él tenía que interpretar en un momento dado de la peli tenía que pegar al cura de la prisión donde lo recluían y mi tío se negó. Antonio - le dijeron - no tienes que pegarle, es un actor, no estas pegando a ningún cura. Mi tío se negó, decía que él no le pegaba a un cura, así que ya veis lo “listo” que era mi tío.

Mi tío murió con 33 años en una celda de la prisión de Torrero, de Cáncer y con el Sida destrozándole. No hubo mucha humanidad, la verdad. Un montón de papeleo tramitó mi familia para que le dejaran morir en casa y no se consiguió. Al día siguiente salió la noticia en los
periódicos, pero bueno, la verdad es que no interesó a muchas personas salvo a mi familia, claro. Con la Ley española en la mano es posible que mi tío tuviese que cumplir la condena impuesta, pero en estos días que corren de lo que menos me fío es de la Ley en España.



Marc Ford - Weary and wired (2007)

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No sé, no sé...a mi el disco me parece aburridísimo.